San Juan Xochiaca

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El estigma de la mazacuata.
 
Por allá por 1957 años más o años menos, en  un paraje que los abajeños (los del sur del pueblo) conocían como tetipac o tetipaquito,  el Bordes andaba pastoreando sus ovejas con otros de sus cuates, entre ellos el Puinis, entre el Bordes y el Puinis organizaron unas apuestas, se trataba de,  a ver quién encontraba primero un panal de avispas, los que no lo hallaran iban a pagar una suma algo considerable (para sus infantiles bolsillos) de dinero o de canicas o de ambas cosas, el Bordes no tenía ninguna intención de perder la apuesta así que fue el primero que corrió a internarse entre los árboles, corrió a lo más profundo para tener alguna ventaja sobre los demás, ya dentro, se dispuso a buscar el objeto de la apuesta (algún panal) algo le decía que iba a ser cosa sencilla para él, tenía mucha suerte para hallarlos, caminó sigiloso siempre mirando hacia arriba, nunca hacia abajo, por eso no se percató de lo que pisaba, lo que estaba pisando, hasta que se movió, entonces bajó la vista y gritó, ¡Aygrrrhhhh!  

Estaba pisando una mazacuata, de las pardas, que dicen quienes la han visto que son más grandes que las mazacuatas negruzcas, ¡Puiniiiiis! ¡Puiniiiis!
El Puinis y los otros llegaron casi al instante, ¿Qué pasa?  
Una víbora, ¡Una mazacuata! exclamó otro que las conocía o había oído hablar de ellas, y todavía alcanzaron a ver como se escabulló hacia abajo.  

Nadie intentó seguirla, y regresaron a campo abierto, al pasto, y se alejaron del bosque, el Bordes se fue tranquilizando poco a poco pero sí se había asustado, más aún porque precisamente con el pie con que pisó al reptil, tenía  el zapato o guarache más deteriorado que el otro, y hasta sintió las escamas de la piel de la mazacuata.  
Al cabo de pocos días, el Bordes notó algo extraño en el pie con el que había pisado a la mazacuata, tenía una pequeña mancha parda con pequeñas escamas, como piel de víbora, intentó removerla lavándola y tallándola pero no salía, al cabo de más días, la mancha crecía y el Bordes se preocupaba sin decirle a nadie, hasta que otros notaron que algo le pasaba, pero no le decía a nadie, hasta que finalmente se decidió a decirle a “su jefe” (su papá).
Sabes qué Pá, que el otro día que andaba cuidando (pastoreando) pisé una mazacuata, hasta la toqué con el pie porque mi guarache estaba roto y ahora me están saliendo algo como escamas.  

Y le mostró la mancha que ya estaba llegando más arriba de la rodilla.

Mañana vamos a ver al médico dijo su papá.  

El médico que fueron a ver, afortunadamente, era de los que investigan más allá de lo que enseñan en la universidad, miró la mancha, y dijo: Sucede que la mazacuata que pisaste estaba por cambiar de piel, anda cambiando de piel, no te preocupes, le dio unos medicamentos de farmacia, y unas pomadas que no parecían de farmacia, con los cuales siguiendo la receta, poco a poco la huella dérmica de la mazacuata fue desapareciendo.
 

Pocos han visto estas mazacuatas pardas, quienes lo cuentan dicen que “azoran”(espantan mucho)  miden unos 3 metros de largo o más, pero quienes los oyen contar esas historias dicen:   yaaaa, no te creo...




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