El OVNI de San Juan Xochiaca. 
 

Aproximadamente por 1992, cierto atardecer casi noche, habitantes de la vecina localidad de San Miguel Tecomatlán, divisaron unas luces titilantes formando un círculo perfecto, más bien una elipse perfecta por la perspectiva, sobre los cerros del norte, los que ya pertenecen a Xochiaca, alguien los vio y lo comentó a otros, y estos a su vez a otros, y así sucesivamente hasta que mucha gente de Tecomatlán, estaba en grupos mirando y preguntándose qué serían esas extrañas luces que entre más llegaba la noche, más nítidas y espectaculares se volvían, algunos se organizaron para ir a ver qué pasaba.

Con cierta cautela establecieron un plan de exploración y una estrategia de arribo, otros tantos opinaban que no fuera nadie, que podía ser algo muy peligroso, no faltaron los bromistas que sugirieron que los de Xochiaca ya habían logrado algún tipo de contacto del tercer tipo,  algunos más sensatos decidieron que lo mejor era dar parte a las autoridades municipales, así que contactaron por teléfono a Tenancingo, y al cabo de unos minutos llegaron elementos de protección civil, autoridades y periodistas locales.

Se organizó la expedición con cierta turbación inicial y desconcierto durante el trayecto entre los partícipes, y  al cabo de unos largos minutos divisaron a lo lejos la causa del evento;  algún campesino de Xochiaca había estado “despidando” su terreno (quitando los “pidos”, los troncos que quedan después de tirar la planta de maíz seca, y que cuando son muy grandes  estorban para iniciar la nueva siembra) y quizás por no aburrirse,  por hacer menos tedioso su trabajo, porque era muy creativo, o por broma, decidió quemarlos en muchos montones, unos 20 o 30 o más montones que formaban un círculo perfecto, y les prendió fuego todos juntos.

Esa era la causa de la visión, la comitiva encargada de averiguar ya ni llegó hasta el lugar de los hechos, y se regresaron,... algunos verdaderamente felices de que no fuera nada malo, otros un poco desilusionados de que no fuera algo extraordinario, algunos totalmente divertidos viendo el lado gracioso del caso,  otros más realmente encabronados de que alguien les hiciera esa mala pasada y perdieran su tiempo, en tanto el,  o los susodichos que suscitaron todo ese alboroto no sabían ni qué pasaba,  sólo vieron mucha, mucha gente de Tecomatlán que subía, se dirigía adonde ellos estaban limpiando su terreno y que cuando ya casi llegaban, se detuvieron, sigilosos comentaron algo entre ellos,  se dieron la media vuelta y volvieron sobre sus pasos.

Casi nadie de San Juan Xochiaca se enteró del revuelo que se originó por esos hechos.